Ilustración y composición realizada por Aguante con archivo fotográfico extraído de: Maria Miel; INFOBAE

AGUANTE

20.05.2021

Ancla 1

Ancla 2

Ancla 3

Qué infalible es la expresión 'solo muere quien se olvida' de Cancerbero, un poeta, cantante y compositor venezolano que se reconoce como el intérprete más importante del rap en su país de origen, pues expresa que el ser humano va más allá de un cuerpo terrenal y la viva voz de un padre flagelado lo demuestra. Para Yuri Neira, su joven hijo, a quien le arrebataron la vida en un acto de crueldad, aún vive entre nosotros. Ahora como un símbolo nacional de aguante y no como la forma de aguante que soporta la injusticia, que se silencia ante la desigualdad y que se conforma ante la opresión. El aguante no da más.

Cada gota de sudor, cada lágrima derramada y cada obstáculo en el camino valió la pena para este padre que resistió ante un sistema arbitrario. Su rostro reflejaba la tristeza de haber perdido a su hijo en vano cuando el mundo le dio 16 vueltas al sol, él comprendió que el fervor que lo mantuvo en pie tenía un propósito: "Enviarle a los jóvenes a través de la historia de Nicolás, un mensaje de esperanza, que ahora expresa desde la memoria de su hijo", quien se convirtió en el florero de llorente para toda una nación y en la razón de desenmascarar acciones de una fuerza indomable, donde la batuta la lleva la nueva generación.

Se afirma que los jóvenes son el futuro de un país, sin embargo, para Yuri Neira el futuro es muy lejano, ellos son el ahora y el siempre: "son el salmón en el río y así es como a través de una muerte, nació una razón social". Aunque se contaba con un pequeño arroyo, tan pequeño que fue subestimado por el fuerte caudal del río Bogotá, que olvidó por completo que los salmones tienen la capacidad de nadar

contra la corriente y no por rebeldía, sino por necesidad, aunque a veces la sed de justicia puede nublar el juicio, como a Yuri Neira, que explicó cómo ahora comprende que el resarcimiento no viene de la venganza o la tristeza, sino de la tranquilidad y el amor por su hijo.

Algunos incrédulos, renegados a contemplar la parcialidad de una nación, tildaron a este hombre de demente, mientras otros, fieles creyentes del destino divino, otorgaron la responsabilidad a un Dios que según Yuri, renace en dictador, pues tomó deliberadamente una vida a la que le faltaba mucho por vivir. Esta teoría no justifica las acciones inconscientes de Néstor Julio Rodríguez Rúa, que minutos después de acribillar un estudiante de 15 años, ríe y proclama a sus uniformados compañeros: “¿Vieron cómo levanté a ese chino hijueputa?" Esta frase flageló la conciencia de un hombre presente que su identidad debió disfrazar.

Transcurridos 16 años, Néstor Rodríguez Rúa, exagente del Esmad condenado a 16 años de prisión, se vio expuesto por uno de sus compañeros, que testificó aquello que despojaría a Rúa de los privilegios que tanto gozó durante años. Mientras tanto, el acabar con una vida no tuvo el peso suficiente ante una Corte Suprema y en la espera de un dictamen justo, Néstor Rodríguez fue “detenido” en la comodidad de su hogar con derecho a continuar sus importantes labores como portador de armas avalado por un órgano que se debe encargar irónicamente de proteger y salvaguardar la vida, que a los ojos de Yuri Neira tiene como verdadero propósito someter civiles, aunque esta gran maquinaria de impunidad también tiene un talón de aquiles, pues el amor por los abatidos es el arma más letal.